Ayer Zeus se puso a lanzar en la escuela de atletismo la jabalina, algo que no había probado en su corta vida, y le encanto tanto que estuvo toda la tarde lanzado y lanzando.
Hoy el pequeño Zeus, se levantó y fue a clase, a primera hora tenía baloncesto. Fue corriendo a por la pelota, la cogió y al lanzar a canasta, ¡no llego ni a tocar el aro! «¡¡Ostras, que dolor!!» se llevó la mano a la axila y se fue cabizbajo a comentárselo a su profesor. Éste con gran experiencia, le dijo que eso eran agujetas de lo que hizo ayer.
“Pero, ¿Como ha podido suceder? ¡si me fui a la cama bien!” Se pregunta Zeus. Las causas sobre el origen de las agujetas, a día de hoy son controvertidas, en la que se suman diferentes factores. Las evidencias sobre la producción de alteraciones a nivel molecular en las fibras muscular, y la producción de señales de inflamación en los músculos hace que los sensores mecánicos y de dolor sean más sensibles a estos movimientos, haciendo que Zeus evite el movimiento, además de experimentar una disminución en su fuerza para lanzar la pelota. Estos síntomas en principio tienen un sentido, y es que durante 24 a 72 horas la musculatura de Zeus se recupere evitando los movimientos que pongan de nuevo en compromiso la musculatura.
Pero existe una paradoja en la cual, la intensidad de las agujetas no tiene una relación directa con el daño en la musculatura (fig.1), además la acción de los antiinflamatorios (AINES) tiene poco efecto en el dolor.
Esta situación, hace que se ponga el foco en el sistema nervioso sensitivo y se tenga en cuenta otros factores como los biopsicosociales, los cuales varían la percepción de dolor. Hay que tener presente que la experiencia del dolor se genera en el cerebro y no esta en el receptor nervioso o en el músculo.
Zeus muy preocupado por no poder poner en práctica su tiro, se sentó y empezó a masajear los diferentes músculos que el notaba doloridos con la otra mano, después de unos cuantos minutos de automasaje intuitivo, probó de nuevo otro lanzamiento “¡Que bien, parece que tengo menos dolor!” “¡y llego al tablero!”
Pues bien, El masaje es una opción terapéutica que ha demostrado su validez después del ejercicio, disminuyendo el dolor y mejorando la capacidad de elongación de la musculatura, otras estrategias como los estiramientos, baños de agua fría o ejercicios a una intensidad más baja no lo han hecho.
Para la prevención de las agujetas, se ha observado que la vibración por medio de aparatos eléctricos durante 1 minuto a 50 Hz, antes de andar pendiente abajo en una cinta durante 30 minutos, ayuda a disminuir el dolor después del ejercicio. Pero lo fundamental en cualquier ejercicio es tener en cuenta el principio de progresión, con el objetivo de ir empujando nuestro umbral de dolor y que la musculatura se adapte a los cambios a un nuevo gesto o ejercicio. Zeus tendrá que repasar los principios y saber que debe ir con una progresión tanto en la intensidad como el tiempo que esta realizando el nuevo ejercicio.